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Descripción
En Villodas, la vida del pueblo gira en torno a tradiciones que se han mantenido vivas gracias a la participación vecinal y al cariño por lo propio. Tres celebraciones destacan especialmente por su significado simbólico y su arraigo local: las fiestas de San Pelayo, el emotivo Belén viviente y el misterioso y reciente Día de la Luna.
Cada 26 de junio, el pueblo se reúne para honrar a su patrón, San Pelayo, con una jornada que combina lo religioso y lo festivo, centrada en su ermita, situada en lo alto del monte. En diciembre, la representación del Belén viviente convierte esa misma ermita en escenario de una tradición navideña que lleva más de veinte años uniendo generaciones, culminando con una chocolatada popular. Y en agosto, Villodas celebra una propuesta más reciente y mágica: el Día de la Luna, una noche de encuentro bajo las estrellas con actividades culturales, música y conexión con el entorno natural.
Estos eventos, tan distintos entre sí, reflejan el carácter diverso de Villodas: su vínculo con la fe y la historia, su capacidad para crear comunidad y su deseo de mirar al futuro sin perder sus raíces. En las siguientes secciones podrás descubrir más sobre cada uno de ellos.
En detalle
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Cada 26 de junio, Villodas celebra con entusiasmo sus fiestas patronales en honor a San Pelayo, un joven mártir cristiano del siglo X, venerado en muchas localidades del norte peninsular. La jornada se convierte en el punto de encuentro por excelencia para vecinos, familias y antiguos habitantes que regresan al pueblo para compartir este día tan especial.
El corazón de la celebración es la ermita de San Pelayo, situada en un alto cercano al núcleo urbano, rodeada de campos y naturaleza. Allí tiene lugar una misa solemne y una procesión, tras la cual se da paso a un ambiente más festivo: comida popular al aire libre, juegos para niños, campeonatos, música, bailes y chocolatada, todo organizado por y para los vecinos. Es una fiesta sencilla, cercana y profundamente arraigada.
Más allá de la devoción religiosa, San Pelayo representa la identidad colectiva de Villodas: un día para reencontrarse, para celebrar lo compartido y para mantener viva una tradición que da sentido al calendario local y refuerza los lazos entre generaciones.
Cada mes de diciembre, la ermita de San Pelayo se convierte en un escenario mágico con la celebración del Belén viviente de Villodas, una de las tradiciones más entrañables del pueblo. Con más de veinte años de historia, esta representación navideña al aire libre une a vecinos de todas las edades en una experiencia que combina arte, participación comunitaria y espíritu festivo.
Niños y adultos se visten con ropajes de época para dar vida a las escenas del Nacimiento, los pastores, los Reyes Magos y otros personajes del belén, recreando con gran detalle la atmósfera de la Navidad. La ermita y su entorno natural aportan un marco perfecto, sencillo y auténtico, donde cada año el pueblo se vuelca con ilusión.
El acto termina con una chocolatada popular para todos los asistentes, acompañada de villancicos, aplausos y abrazos entre vecinos. Más que una representación, el belén viviente es un momento de comunidad y tradición que llena de luz el invierno de Villodas.
El Día de la Luna es una de las celebraciones más recientes y especiales del calendario de Villodas. Se celebra cada verano, normalmente en el mes de agosto, como una noche dedicada a la naturaleza, la cultura y la convivencia, bajo la luz de la luna llena.
La actividad comienza al anochecer, cuando vecinos y visitantes se reúnen en los alrededores del punto más alto del pueblo, para disfrutar de un programa que puede incluir música en directo, recitales poéticos, cenas populares al aire libre, observaciones astronómicas y pequeñas performances. Todo en un ambiente tranquilo, íntimo y lleno de simbolismo.
Más allá del programa, lo que hace especial al Día de la Luna es su atmósfera: una mezcla de tradición, creatividad y respeto por el entorno. Es una invitación a mirar el cielo, escuchar el silencio y celebrar la belleza sencilla del pueblo en uno de sus rincones más mágicos.
