Iglesia de San Cristobal


Descripción
La iglesia de Villodas constituye el núcleo simbólico y espacial del pueblo. Aunque no se dispone de una datación exacta de su construcción, por su estilo y características puede situarse entre los siglos XVII y XVIII. Se trata de una iglesia de planta rectangular, con un ábside sencillo y una nave única, construida en sillería y con elementos barrocos en su interior.
El elemento más destacado es su retablo principal, dorado y con varias hornacinas, que ha sido protagonista de varios eventos culturales en los últimos años. En 2023, con motivo de una actuación musical organizada por el Ayuntamiento, el templo se llenó de público y fue objeto de elogios por su atmósfera solemne:
“La actuación se desarrolló frente al retablo, iluminado por focos colocados en los laterales. Las figuras y dorados del fondo le daban solemnidad al conjunto.”
(Askegi nº 16, 2023, p. 12)
La iglesia ha sido mantenida en pie gracias al esfuerzo de vecinas como Ricarda González, que durante años se encargó de abrirla, limpiarla y acondicionarla para usos puntuales.
Por otro lado, la ermita de Villodas, aunque de menor tamaño, tiene un importante valor simbólico. Tradicionalmente se utilizó para romerías, celebraciones religiosas menores y oraciones privadas. Hoy permanece cerrada la mayor parte del año, pero su silueta sigue visible desde los caminos de entrada al pueblo.
En detalle
El retablo de la iglesia de Villodas es un retablo mayor de madera dorada, situado en el testero del presbiterio. No se dispone de una documentación técnica oficial ni de restauraciones recientes, pero su tipología y estilo permiten situarlo en el siglo XVIII, en el marco del barroco rural vasco.
Está compuesto por tres calles verticales (central y dos laterales) y, posiblemente, dos cuerpos horizontales. Las calles están enmarcadas por columnas salomónicas o lisas(difícil de determinar con precisión por falta de fotos detalladas) y coronadas por un frontón o remate.
“Las figuras y dorados del fondo le daban solemnidad al conjunto.”
(Askegi nº 16, 2023, p. 12)
1. Virgen María (posiblemente la Inmaculada):
Ubicada en la hornacina central, de mayor tamaño. Representada de pie, con túnica y manto. Es la figura dominante del retablo.
2. San José con el Niño o San Antonio de Padua :
En una de las calles laterales. Figura masculina con niño en brazos, lo que apunta a una de estas dos advocaciones frecuentes.
3. San Pelayo o San Sebastián:
En otra de las hornacinas. Por el nombre de la ermita cercana, es probable que una de las figuras sea San Pelayo, mártir visigodo. Aunque no se detalla el atributo (palma, rejilla, flechas…), la posibilidad es coherente con la tradición local.
- Estilo: Barroco rural popular. No alcanza la complejidad de retablos urbanos, pero incorpora elementos ornamentales como molduras, cornucopias y hojarasca dorada.
- Material: Madera tallada, recubierta con pan de oro o pintura dorada.
- Técnica: Ensamblado por módulos, con tallas en bulto redondo o semirrelieve.
- Siglo XVIII (probable entre 1740–1780), siguiendo el estilo y la técnica, aunque no hay inscripción ni referencia documental en Askegi que lo confirme.
- El tipo de imagen, proporciones y estilo coincide con otras iglesias rurales de Álava restauradas entre finales del barroco y principios del neoclásico.
- No consta restauración reciente.
- Según descripciones y fotos de eventos culturales, el retablo se encuentra completo y en buen estado general, aunque algunas policromías presentan signos de desgaste.
- Su limpieza y mantenimiento ha sido posible gracias a la implicación de los vecinos, especialmente Ricarda González.
- El retablo no solo tiene valor artístico, sino valor emocional y comunitario. Ha sido escenario de conciertos, celebraciones y eventos culturales.
- En los últimos años, su presencia ha sido reivindicada como símbolo identitario del pueblo, con menciones elogiosas en Askegi por su “solemnidad” y su papel como “fondo ceremonial” de las actividades.

Galería

En el cruce de los nervios de la bóveda se encuentran estas claves decoradas, elementos estructurales que también cumplen una función simbólica. Cada una de ellas presenta motivos geométricos, heráldicos o religiosos, pintados con vivos colores y detalles dorados.

Imagen de la Virgen Inmaculada, con manos en oración, sobre una nube de querubines, símbolo de su pureza.

Talla de San Roque, protector contra la peste, representado con el muslo herido, un ángel y su perro fiel que le lleva pan.

Imagen de San Isidro, patrón de los agricultores, con espigas de trigo en la mano, protector del campo y la cosecha.

Otra representación de la Inmaculada Concepción, con túnica blanca y manto azul, sobre cabezas de ángeles al pie.

San Antonio Abad, patrón de los animales, aparece con báculo, libro y un cerdo a sus pies, símbolo de su vida ascética.

Cabeza de querubín con alas extendidas, parte de la ornamentación de las columnas, símbolo de protección divina.

Clave de bóveda policromada que representa a Dios Padre con el orbe y al Niño Jesús, bendiciendo desde el techo

Pintura mural representando la Crucifixión, con Jesús en la cruz y tres figuras: la Virgen María (de negro), San Juan (de azul) y María Magdalena arrodillada. Obra de estilo popular, fechada en 1992, realizada por antiguo preso del campo de concentración de Gárabo.